La X de la discordia

XEl lenguaje español es fuertemente binario.

Cada objeto, ser vivo y persona debe ser acompañado por el artículo que señale su género: «el», «la» y algunas excepciones aceptan el neutro «lo» (como mi favorita: «¿lo qué?»).

Frente a esta embestida constante desde el lenguaje, la X es mi espada y mi escudo.

Cuando digo «todxs», puedo hablar de hombres y mujeres por igual, e incluir a quienes no se identifican con ninguno de esos géneros, o bien con los dos.

Existen alternativas más «amigables» para quienes la X les resulta demasiado disruptiva.

En la Argentina se popularizó en los últimos años el «todos y todas», y también existe la variante»tod@s». Estas opciones, si bien son más inclusivas que el genérico masculino, siguen basándose en un esquema binario: hay todas, hay todos, y se terminó.

No digo que estén mal ni que no haya que usarlas. Cada unx debe encontrar su punto justo, su propia manera de expresarse como necesite.

Pero a mí no me alcanzan.

Otra opción, menos difundida pero más cómoda visualmente, es reemplazar la A y la O por una E cuando se habla en genérico.

De esta forma, todes podemos estar tranquiles de que sabremos cómo escribirlo y adaptar los verbos para que coincidan.

La E tiene la ventaja de no ser chocante como la X. Fluye por el idioma de forma natural, ocupa su correcto lugar de vocal.

XPor esto último es que elegí la X.

La primera sensación cuando unx ve una X en donde debería ir una vocal, es de incomodidad y desconcierto. Nada casualmente, es lo que siento frente al binario de los géneros, y por eso me gusta la X como arma y como escudo.

Con muy poca práctica, la E se puede volver completamente legible con naturalidad, al punto de ya ni notarla.

En cambio la X es ruidosa, es incorrecta, es desafiante. No se le planta únicamente a los géneros binarios, sino a las mismas reglas del lenguaje sobre vocales y consonantes.

Y se la aguanta.

La X es mi letra de la suerte, mi letra mágica, el amuleto contra las definiciones que ya no quiero aceptar más.

La X es una denuncia a la exclusión del lenguaje y de todo ámbito de la sociedad.

La X señala todo el potencial de ser femeninx, masculinx, una combinación de ambxs o ninguna de las dos cosas, la posibilidad de inventar, de crear, de imaginar.

X

Además, con la ventaja de ser desvergonzadx como para armar mis propias reglas, puedo darle a la X los usos que yo desee.

Por ejemplo, que se escriba como X y se lea como una vocal.

Por lo tanto, cada vez que me vean escribir la X, sepan que se puede pronunciar indistintamente como A y como O, y genéricamente se puede pronunciar como la E neutra mencionada más arriba.

Por eso la X para mí no es sólo un recurso gramatical, sino una identidad que me contruyo a mí misma, creando mis reglas, eligiendo mis caminos.

Bienvenidxs al turbio y oscuro laberinto de la X.

 
 

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